miércoles, 23 de noviembre de 2011

cuando el verdadero amor se masca

Fue altamente emocionante contemplar a la familia unida, esperando toda la mañana en la habitación intentando por todos los medios distraernos, para que las largas horas de espera no fueran tan tristes. Al fin, pudimos ir a la Uvi a ver al donante y, al poco rato, subieron al otro, aunque en otra habitación a la que no se podía acceder;
Solamente lo vimos desde la puerta, pero ya sabiendo que la operación había ido bien; respiramos un poco más tranquilas.
Pensé viendo a esa madre contemplando a sus hijos en esos momentos, y a sus mujeres con un par de tías, entre las que estaba yo, que un inmenso amor nos envolvía a todos.
Afortunadamente en este puñetero mundo aún hay mucho bueno para disfrutar de la vida.

1 comentario:

Unknown dijo...

Marisa, justo hoy la he conocido y ya estoy aqui explorando su blog, hay relatos muy emocionantes como este en el que cuenta la operación de Iñaki. Yo también me he imaginado a su madre mirando a los dos hijos en ese gesto de auténtico hermanamiento, emocionante sin duda. En situaciones asi el arropamiento familiar es imprescindible.