domingo, 11 de octubre de 2009

UN ANGEL EN LA VENTANA

¡ Qué cosas nos pasan a las jubiladas !
Hoy cumplía mi hermana Pili los 83. Como decía la tía Lola, a estas edades estamos un tanto cholorias. Las cabezas y la memoria, por bien que estemos, nos van fallando. Pero, de momento, el humor no nos falta y celebramos los fallos cuando son graciosos como el de hoy.

Esta mañana he llamado temprano a mi hermana para felicitarla. Después de la consabida conversación me dice que necesita patatas para la tortillita cuando vengan a celebrarlo las amigas por la tarde. También me cuenta que viene Iñigo, su nieto, a comer con nosotras, que mañana bajan todos los de Pamplona ya que hoy Iñaki está en diálisis, que le ha llamado desde la máquina etc. Hasta ahí todo normal.
Pero, de repente, me dice: "¡ chica, estoy viendo un ángel blanco en donde las escalericas de enfrente". Yo he pensado que a mi hermana le pasaba algo raro y veía visiones. "¡Asómate!" me dice, pues vivo en la casa de al lado. Efectivamente, al mirar por la ventana veo a una, que no recuerdo cómo se les llama, de las que no se mueven ni para respirar. Estaba vestida de ángel blanco, con unas hermosas alas, pidiendo limosna sentada en el suelo.

El contraste lo han puesto los grises que vigilaban la concentración de los del sindicato LAB. En ella los manifestantes portaban alegres banderas rojas, pancartas con algo que no he leído, una camioneta roja y no mucho público.
Como veréis vivimos en un pueblo muy animado y "angelado".

¿AVANZAMOS?

Allá por el año 55 del siglo XX, o sea el pasado siglo, me casé.
Mi padre había estado exiliado 10 años en Francia por republicano y no adicto al régimen fascista de Franco. Allí hizo una buena amistad con un abogado del estado francés. Un hijo suyo vino años después a nuestra casa en Tafalla para practicar el castellano. La idea era que, después, alguna de las hijas de mi padre fuera a Francia para hacer lo que hoy en día se conoce como intercambio. Pero durante dos, o más años, fue el francés el que vino a casa mientras que yo tan solo crucé la frontera una vez.
Pero cuando me casé nos ofrecieron su piso de París, cosa que aceptamos y disfrutamos, pues nuestra intención era parar en Burdeos en casa de una tía de mi marido.
En Burdeos disfrutamos de lo lindo junto con los primos que se acababan de casar y habían estado en Tafalla. Conocimos Francia en bicicleta pues nos tocó una huelga de transportes.

Y aquí viene lo que más me chocó. Lo recordé anteayer cuando al tener averiado el coche, una hija cogió el mío para ir al trabajo.
En Burdeos, en el año 55, la interina que venía a casa de tía Carmen lo hacía en coche y yo alucinaba. Recordaba en nuestro exilio en Madrid que teníamos de interina a una pobre chica de Cáceres analfabeta y buena, pero lenta como el caballo de un fotógrafo. Como yo siempre era rapidilla en todo, ella me decía: "zeñorita, ez que uté no da tiempo al tiempo".
En estos días, yo, voy a tener necesidad de coche para subir al hospital a operarme de cataratas.
Comenté con mi interina lo del coche de los hijos y me ofreció el suyo ya que esta semana no lo necesitaba, pues tenía el de su marido. "No va a ser necesario, le contesté, pues mi hija tendrá el que le pone el seguro y yo tendré el mío".
Agradecí el ofrecimiento y esto me hizo recordar lo otro. Y pensé, "...pues avanzamos".

Mi padre decía que en este país llevábamos 50 años de retraso....

lunes, 5 de octubre de 2009

Mi llegada a los 81

He cumplido los 81 y me encuentro tan bien que casi no me lo creo.
Siempre recuerdo que este día era también el santo de mi padre y el día en que se casó mi hermana Pili. Y también que, un 3 de octubre, a la una del mediodía, murió mi madre. Así que, aunque a veces no lo consigo del todo, procuro alegrar un poco el alma.
Vinieron los hijos y nietos que viven cerca y mi hermana con Kike y su mujer. No me faltó la felicitación de los hijos y nietos repartidos por este ancho mundo. Unos con un mail, otros con mensajes al móvil y el trotamundos de Luis por el teléfono desde Grecia.
Estuvimos sólo 14 y os recordamos frecuentemente a unos y otros. Atxu fotografió la bandeja de las pastas, todas hechas por mi, sobre todo para que Elisa viera las de coco que tanto le gustan. Por la tarde vinieron mis amigas y terminé el dia con cánticos y buen anbiente.
¡Qué pequeño se nos está quedando el mundo! Elisa en Canadá, Luis en Grecia, Eduardo en Golen, Itzíar en Soria, Víctor en Périgueux. El teléfono no dejó de sonar en todo el día, con felicitaciones de mis cuñadas y sobrinos por un lado y de mis amigas por otro.
Mami Golen también me llamó. Pero, como siempre, me quedé con las ganas de charlar más; es que, aunque el francés de mami lo entiendo el que mejor, ya que ella se esfuerza en hablarme suavemente y vocalizando bien, a veces no consigo entenderle claramente todo.