Si yo fuera supersticiosa hoy me hubiera pegado un susto de muerte.
Dormía yo plácidamente, cuando el teléfono de mi mesilla ha sonado las 7 de la mañana. Lo he descolgado, con el sobresalto consiguiente, y no ha contestado nadie.
"Será algún madrugador despistado", he pensado. Como es natural, ya no me he dormido.
Lo chungo ha sido que hacia las 11 me llaman, preguntándome. "Oiga ¿ Ha recibido Usted una llamada de telefono a las 7 de la mañana?" "Pues sí", le digo.
Acto seguido me contesta: "sucede que la llamada ha sido de mi casa, pero nosotros estábamos durmiendo; por lo tanto no hemos tocado el teléfono; soy fulano de tal y ¿tú quién eres?" Yo le digo quién soy a lo que, sorprendentemente me contesta: "entonces, ya nos conocemos; soy el sobrino de tu amiga que murio hace un par de meses, vivo en su piso". A lo cual le aconsejé que llamase a Telefónica, ya que esto no es ni medio normal.
¿No es como para pensar que el espíritu de mi amiga es el culpable de mi "despertá".