Unas Navidades pasadas
en familia — ¡y qué familia!, más bien un familión, pues en Nochebuena nos juntamos los 25 — .Y yo, con
mis 88 años, aún estoy que no me creo lo bien que ha resultado todo, pues tengo
unos hijos que valen lo que pesan. Entre los hijos, sus mujeres y los nietos,
todos a una, han ayudado a que todo pasara con alegría y buen humor. Además, este
año el último biznieto, Tristán, de cuatro meses, que es una preciosidad, junto
con sus primos Aimar y Marcos nos
alegraron la casa. Ha habido que añadir mesas llegando hasta el cuarto de
estar, pero ha merecido la pena. La pena fue el tiempo que tuvimos, unas
nieblas y unas temperaturas muy bajas, que a la tercera edad nos tuvo sin pisar
la calle varios días. Yo ya poco puedo hacer, pero aun así aún ayudé sentadica
en la cocina a preparar alguna cosica. Procuré tener muchas cosas compradas de
antemano y la casa lo mejor preparada que pude, con la interina que cada día me
tiene que ayudar más Todos a una prepararon mesas, camas… y ayudaban en la cocina al gran Chef que es
Eduardo, que no para de guisar y siempre nos sorprende con alguna cosa nueva.
Este año Luis Txiki también nos deleitó con unas “galetes” (creo que se decía
así), clásicas de Bretaña, que es donde viven. Vinieron con unos productos para mí desconocidos, zanahorias
amarillas y rojas, rábanos gigantes, nabos inmensos, patatas… en fin, de todo
de aquellas tierras. Las croquetas de
Eduardo, riquísimas, La sopa de almendra o sopa cana con la almendra que trae
María de Italia, buenísima. La macedonia la hacía otros años Eduardo, pero en
vista del aumento familiar este año la hicieron los de La Plana, Atxu y familia,
y fue un éxito, pues además que tuvimos para tres días, el picado ganó al de
Eduardo que había hecho historia. A veces esto parece un cuartel de las
cantidades que se come la juventud... y alguna no tan joven (ME HAN CAÍDO 2 KG,
ASÍ QUE AHORA CUANDO ACABE TODAS LAS SOBRAS,
PROMETO CUIDARME, que a lo mejor me llega agosto.
De la Noche Vieja no
sé ni qué contar, de tanto como podría decir. Las migas buenísimas, los biznietos
hicieron sus gracias bailando y los mayores cantando con el acompañamiento de
las guitarras. Las uvas las comimos según la tradición, con las campanadas de
la Puerta del Sol, llenando el comedor con todos dándonos los abrazos
comenzando el año 2017. Estas Navidades no hemos tenido de malo más que la
niebla. Después comenzó el desfile, unos para el norte, otros a la Ribera,
otros a Pamplona, gracias a Dios todos hicieron bien el viaje de retorno,
teniendo los de Francia que partir el viaje con estancia de una noche en casa
de amigos, pues hasta donde viven hay una kilometrada.
Ahora vuelta a la
normalidad, el tiempo va mejorando y hoy al fin lloviendo, los de Sainte-Sigolène
con nieve, Tristán en la guardería e Itziar con un trabajo nuevo en un colegio
no muy lejos de su casa en Tudela, media jornada durante todo el curso, está
contenta. Por Pamplona, Fefa con catarro, Ainhoa con esguince y los demás sin
novedad. En los Hualdes hoy esperando noticias de Isabel que anoche voló rumbo a
Nueva York. Y por fin acabo sin politiquear, pues he tenido vacaciones y al retornar
el asunto veo que se ha avanzado poco, así que Agur y VIVA LA REPUBLICA.
Creo que se merecen
también un recuerdo los cardos y demás productos que nos traía Atxu del huerto
que cultiva en colaboración con Kinke, todo un éxito, además del rico aceite de
oliva de sus propios olivos. Ahora seguiremos con la calabaza.
También merece la pena
comentar la preciosa foto familiar que nos ha hecho Atxu, y que hoy me trae
ampliada para colocar en el cuarto de estar, todo un artista de la fotografía. Gracias
a todos.
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