miércoles, 5 de marzo de 2008

Hay transiciones un tanto traumáticas. El mundo de la comunicación en los últimos tiempo, yo veo que ha sido una de ellas, al menos desde mi punto de vista. Veamos .Mis padres nacieron en el siglo 19, bien es verdad que en sus últimos años. Vivian en Tafalla, un bonito pueblo de Navarra. Su primera vivienda, un pequeño piso en la llamada casa de Garro, Por supuesto para decirle algo a sus padres que casi vivían a la vuelta de la esquina, debían atravesar el temido puente de la estación , frío y cierzoso en el invierno, para ir a la casa de sus padres, un hermosísimo piso, alquiladp, enfrente de la fabrica de Muruzabal, que luego a
la muerte de los abuelos paso a ser de mis padres y por supuesto de sus hijos entre los que estaba yo. En aquella casa existía un teléfono, pero ,únicamente para la comunicación con los teléfonos de la empresa que consistía en un salto de agua en Caseda que surtía de luz a unos cuantos pueblos de Navarra y que ya hoy pertenece a Iberdrola. Cada vez que sonaba aquel chisme a mi abuela creo que se le ponía carne de gallina y ni que decir de las muchachas de servicio que les parecía de brujería y que el propio diablo andaba detrás de aquel artilugio.
Los ciudadanos para comunicarse de un pueblo a otro tenían el telégrafo, pero se utilizaba solo para casos importantes generalmente al principio, y no precisamente para buenas noticias así que cuando llegaba el telegrama, era el propio portador el que adelantaba de viva voz cuando la cosa no era de gravedad.
El teléfono llego después y se instaló en algunas casas, muy pocas, pero había locutorios desde donde el público podía hablar.
Los teléfonos en casa eran negros y colgaban de la pared, al descolgar era la telefonista la que decía muchas veces, sobre todo con las personas mayores .Doña Mª que quiere, hablar con su hijo etc.
Como a nosotras ahora con los últimos adelantos de los ordenadores los VD, los CDS las consolas de los nietos y tantos adelantos, que nos tienen a las abuelas con complejo de analfabetas
El otro paso en las comunicaciones que me ha tocado conocer fue los teléfonos con la ruedíca para marcar los números y que fue el
problema de las ancianas que les gustaba dar vuelta a la rueda y si el numero era muy bajo por ejemplo el uno bajaban el dedo gordo y seguían marcando, claro su hijo con el que querían hablar no salía.
Hoy día los adelantos ya son inimaginables. pocas casas hay que no tengan teléfono, uno dos y si hace falta tres. De los móviles ya ni os cuento, .ya es raro encontrar a una persona que no lo lleve.
¿ Que pensarían aquellos marinos que se comunicaban con banderas o con las luces en el mar.?